Los principios básicos de su funcionamiento se
justifican aplicando las leyes de la óptica geométrica, principalmente, la ley
de la refracción (principio de reflexión interna total) y la ley de Snell.
Su funcionamiento se basa en transmitir por el
núcleo de la fibra un haz de luz, tal que este no atraviese el revestimiento,
sino que se refleje y se siga propagando. Esto se consigue si el índice de
refracción del núcleo es mayor al índice de refracción del revestimiento, y
también si el ángulo de incidencia es superior al ángulo limite.
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