El uso de la luz para la codificación de señales
no es nuevo, los antiguos griegos usaban espejos para transmitir información,
de modo rudimentario, usando luz solar. En 1792,
Claude Chappe diseñó un sistema de
telegrafía óptica, que mediante el uso de un código y torres y espejos
distribuidos a lo largo de los 200
km que separan Lille y París, conseguía transmitir un
mensaje en tan sólo 16 minutos.
La gran novedad aportada en nuestra época es la
de haber conseguido “domar” la luz, de modo que sea posible que se propague
dentro de un cable tendido por el hombre. El uso de la luz guiada, de modo que
no expanda en todas direcciones, sino en una muy concreta y predefinida se ha
conseguido mediante la fibra óptica, que podemos pensar como un conducto de
vidrio -fibra de vidrio ultra delgada- protegida por un material aislante que,
sirve para transportar la señal lumínica de un punto a otro.
Además tiene muchas otras ventajas, como bajas
pérdidas de señal, tamaño y peso reducido, inmunidad frente a emisiones
electromagnéticas y de radiofrecuencia y seguridad. Todos estos apartados se
describirán a continuación, abriéndonos las puertas al descubrimiento de un
nuevo mundo: el mundo de la información sin límite de ancho de banda
Como resultado de estudios en física enfocados de
la óptica, se descubrió un nuevo modo de
empleo para la luz llamado rayo láser. Este último es usado con mayor vigor
en el área de las telecomunicaciones, debido a lo factible que es enviar
mensajes con altas velocidades y con una amplia cobertura. Sin embargo, no
existía un conducto para hacer viajar los fotones originados por el láser.
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